martes, 28 de julio de 2009

El Marine

Adiós, intento patético de melena que nunca llegó a forjarse. Adiós. Ahí te quedas, entre las pelusas que la escoba ha mezclado en tu interior al barrerte. Adiós, castaño avispero de calor, que punzeante te mantuviste en mi cabeza cuando el sol más apretaba, a sabiendas de que tu lugar se hallaba en el interior de una papelera metálica. Adiós.

Cosas del verano

Hermosas piernas femeninas, que paseáis vuestra gracia desnuda por toda la ciudad...

¿Por qué me hacéis esto?

sábado, 25 de julio de 2009

Los Tristes

Los de siempre. Una exhaustiva jornada de trabajo (laboral y musical) previa a una noche con tentativas de fiesta nos llevó irrevocablemente al fango de las expectativas. Nos regocijamos en la frustación. Flotamos en la Nada. Un piso solitario. Sin el acompañamiento adecuado. Nos quedamos a las tantas de la mañana jugando al Pro y comiendo pasta pre-cocinada.

Feliz viernes de decadencia.

Aprovechable dependiendo de la hora, al fin y al cabo, pero siempre sabiéndonos a poco...

Come up and see me, make me smile...

Siempre tío, pero ahora no.
Me voy a dormir.

domingo, 19 de julio de 2009

Genios publicitarios

Durante estas últimas semanas, los pasillos del Metro de Madrid están siendo invadidos por la omnipresente publicidad de Nike, siendo un tal Cristiano Ronaldo la imagen principal de la conocida marca.

A esto se le llama convertir el transporte público en la actualizada Abu Ghraib.
Nuevas formas de estudio social basadas en la repetitiva tortura visual.
Taladradoras imágenes que quiebran la retina y la rutina del pobre usuario metropolitano.


En dichos carteles publicitarios aparece el portugués sin camiseta, al lado de unas enormes letras que rezan:

"MIS EXPECTATIVAS SON MAYORES QUE LAS TUYAS"

Perfecto. Una afirmación muy humilde y cercana al público.
Gran estrategia, denostar a la clientela.

Es en estos momentos cuando yo también me veo siendo la imagen de Nike, posando en medio de un cartel enorme. Pero en vez de aparecer sin camiseta lo que estoy haciendo es mirar la publicidad del nuevo jugador del Real Madrid, al lado de unas enormes letras que rezan:

"¿Y TÚ PRETENDES QUE TE COMPRE ROPA?"


Hay cosas que se escapan a mi entendimiento sobre marketing.

jueves, 16 de julio de 2009

Perturbable

El vaquero entró en el saloon con la misma mirada reseca de siempre. No hay día ni taberna a la que no entre sin esa mirada propia de un film de Leone. Se irguió hacia el tabernero y señaló con el borde de su sombrero una botella de whisky. El hombre la retiró de la estantería y quitó el tapón. Le sirvió sin siquiera mirarle. El vaquero observó el vaso y el límite al que llegaba el líquido marrón. Hizo un gesto con la cabeza y el barman volvió a inclinar la botella. Una vez servido bebió, devolviendo el vaso boca abajo a los pocos segundos sin el más leve carraspeo. Acomodó sus dos codos en la barra. Una de las putas que concurría el local se le acercó con la misma simpatía que tendría un trabajador recién despedido.

- No quiero nada - escupió el vaquero mientras se miraba en el sucio reflejo del vaso.
- Puedo presentarte a una amiga, si quieres - le replicó con nulo interés.

Sus miradas no se cruzaron en ningún momento. El vaquero comenzó a pensar que la puta no era tal, sino una pueblerina que buscaba acomodar las nalgas de su desconocida amiga en algún forastero con pinta de tener la bolsa llena. De monedas, quiero decir. O tal vez se podría tratar de una cateta con escasas habilidades sociales que buscaba algo de conversación. De cualquier manera, el vaquero lo tuvo claro nada más verla.

- No me interesan las celestinas. Déjame en paz.
- Eres repelente.

El vaquero se giró con desgana. Su arqueado sombrero le tapaba la cara. Con un ágil movimiento y gracias a la rapidez de su muñeca, agarró por el pelo a la mujer y metió su cara dentro de la escupidera. La impertinencia le irritaba. Era de los que pensaba que uno debía tragarse sus palabras si estaban fuera de lugar. Y un buen trago de saliva ajena servía como sustitutivo.

Mientras tanto, el vaquero pidió otro vaso de whisky.

Sin mirar a nadie.
Sin que nadie le mirase a él.

sábado, 11 de julio de 2009

Friday Night Live

Una llamada al móvil me salva de ser víctima de un viernes mortecino. Desconozco el plan, lo que hace más interesante el destino.

Llegamos.
Una vez dentro del hotel, aparecen las primeras caras conocidas. Mala señal. Reticente, doy un paso hacia adelante y penetro en el ascensor. Sexto piso. Nos esperan arriba, entre la mayor crema que puede albergar un garito de entrada gratuita. Nada más salir de la caja metálica, el recuerdo playero de aquellas noches de agosto en Tarragona se hace presente con la primera jauría de pelos modernitos que ocupa el pasillo principal. Tras podar las primeras cabelleras y darme cuenta que mi camiseta de Hendrix no combina con la indumentaria del resto de los asistentes, comienzo a serpentear hasta llegar al centro de la azotea.

Mucha gente...
Chicas guapas...
Buena música...

¿Buena música? ¿Qué coño ocurre aquí?

Welcome to Miami. La caspa nacional no aparece por ningún lado. Buena señal. Llegamos hasta nuestros amigos. Los blancos asientos les servían de refugio improvisado, cuasi-reservado gracias a sus contactos, protegidos bajo la brisa de la noche por un ejército de ron y gin tonic. Sabían montárselo. No hay nada como hacerte colega del dueño de un local para que te traten bien. Un buen sitio, botellas caras y vistas más que interesantes. Una vez sentados, con la copa en la mano y el champán enfriándose, me di cuenta de que ser el rey visto desde dentro es cuestión de actitud. Sin embargo, desde fuera, se trata del básico juego de las apariencias. Las miradas se centraban en los tipos de la risa floja. La gomina de los mirones dejó de hacerles efecto, su ropa comenzó a quebrarse y las etiquetas de sus caras ropas se desprendieron del tejido. Brillante sencillez, la envidia os pudre. Brindé con mi mojito a la salud del dj, el verdadero sheriff de la noche, y le di un beso a mi móvil.

Bendita esperanza nocturna.

viernes, 10 de julio de 2009

A otro perro con ese hueso

La culpa es mía por discutir. Sólo hace falta abrir la boca para que algún cavernícola se apoye en sus ideas preconcebidas para hablar mierda. Jueces y verdugos tirando de tópicos. Una palmadita en la espalda es lo que se merecen, asentir con la cabeza para que sientan que su vida ha merecido la pena y que sus sabias palabras han sido fruto de una sana experiencia. Os hace falta escuchar. Si necesitáis increpar para engrandecer vuestro ego durante unos minutos no es mi problema. Seguid bebiendo y dejadme en paz.