lunes, 25 de mayo de 2009

El macuto de Pandora

Oh, glorioso océano gris y rebelde que azota mis costas, sácame de este pedazo de tierra, aunque sea con la nuca sonriendo a las nubes y los ojos corroidos por la sal de tus venas...

Las tres de la mañana. El solitario muelle gime bajo las suelas de mis zapatillas con cada paso que ofrezco. La incomodidad se hace presente. Una suave brisa marina se posa sobre mi piel, relajando la siniestra imagen que ofrece un cielo inundado por la Nada. Oteo el horizonte. Siento que me observan. Negrura. El cielo me mira de reojo; desaprueba mi visita con una tormenta nórdica que me sienta como un salivazo caliente en la cara.

El taxista no me ha cobrado la carrera a pesar de lanzarle un billete azul a la ventanilla; subió el cristal que daba a su oido izquierdo y desapareció ante mis ojos antes de que el billete pudiera rozar el suelo. Lo recojo, lo soplo y lo envío de nuevo a su casa de cuero negro. Siento cómo el olor a neumático caliente se funde con el del asfalto mojado, y mientras intento respirar con menos agitación de lo que acostumbro, descubro que la niebla que inunda el horizonte se está despejando con cada centímetro que gana la lluvia. Por fin.

La tela del asa de mi macuto azul se tensa ante mis repetidos apretones. Mi mano lo mantiene firme. Una mano agrietada por el frío. El peso del equipaje se carga sobre mi hombro, impidiéndome evitar una mueca de cansancio. Sigo mirando el negro horizonte, deseando que me ofrezca la visión que necesito.

Estoy esperando.
Estoy preparado.


Rezo para que el mensaje anónimo no haya sido una broma pesada, y aunque por unos momentos casi dejo que el pesimismo me corroa en forma de 180 grados, algo dentro de mí me dice que estoy en el sitio correcto. Haciendo lo correcto.

Dios mío, si alguien se enterara de lo que llevo en el macuto... si alguien lo supiera...

Mi abrigo, empujado por el espeso viento, baila en la oscuridad. Casi ya no siento la fiebre. Evito moverme, firme como un espartano. Espero a que llegue el navío. Sé que llegará. Lo sé.

Seguiré esperando.
Continúo preparado...

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