sábado, 26 de septiembre de 2009

Atropello

No sé si me he levantado con ganas de escribir o si las ganas de escribir son las que me han levantado. Una frase a lo Ben Goodman, de esas que tanto molan.

Puede que este impulso se deba al alcohol, que a estas horas seguirá haciendo sprints por mis venas... y si es así bendita inspiración. Siempre he pensado que la bebida en su justa medida potencia la creatividad, aunque soy consciente de que esto no le sucede a todas las personas.

Ayer salí con varias personas con las que compartí mi etapa de bachillerato. Buena gente. Quién me diría hace unos años que acabaría haciendo eso. Reuniones y esas movidas quiero decir. Qué bonita palabra, movida, sirve para todo.

Después fui con mi hermano mental a los bares más alejados de la ciudad para continuar la festividad del viernes. Benditos viernes. Acabamos pateando numerosos garitos y empuñando los suficientes cubatas como para simular que uno se balanceaba sobre una tabla de surf. Y ya van dos fines de semana así. Y sin quererlo. Lo de la anterior vez fue tan genial que no merece la pena relatarlo... el recuerdo ensombrecería todo lo que escriba.

Antes de entrar en una de las discotecas, los gorilas del lugar nos dijeron que nos teníamos que quitar las chaquetas si queríamos pasar, y así lo hicimos, no sin un poco de incomodidad y extrañeza ante la petición. Una vez dentro pedimos de beber.

Invitamos. Aceptan. Se van. Seguimos a lo nuestro.

Nos ponemos las chaquetas como si fuera un automatismo (supongo que por la incomodidad de aguantarlas en brazos), cuando a los minutos aparece uno de los puertas y nos dice que nos las tenemos que quitar. No entiendo nada.

Tomamos varios chupitos de tequila. Todavía queda algo del sabor de la sal en mi lengua.

Recuerdo hablar con una chica. Me conocía de la autoescuela. Me ofreció clases gratis por ser hija del dueño, o eso creo que me dijo. No me acuerdo ni de su cara ni de su nombre, pero de lo que sí me acuerdo es de estar toda la noche lamentándolo.

Pequeños fragmentos, flashes que aparecen cuando te levantas, fruto de los fines de semana y su exploración.

Me vuelvo a la cama.

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