sábado, 6 de febrero de 2010

Guantánamo Continental

Si existe algo peor que un indeseable con la música del móvil a todo volumen, son dos indeseables jugando a ver quién la tiene más larga. Y peor todavía es encontrarse en medio de tal conflicto sonoro, como fue mi caso, en un autobús nocturno de camino a la gran M.

Ellos sí que tendrían que ser tachados de malditos bastardos, y no los enfurecidos hijos de Sión. Gracias a una mezcla arrítmica de géneros musicales ejecutada desde puntos cardinales opuestos, me arrebataron sin ningún pudor treinta minutos de mi estabilidad mental, momento en el que deseaba que sus celulares estallasen en mil pedazos delante de sus ojos. ¿Es que a este tipo de personajes no se les ha ocurrido nunca comprarse unos auriculares?

Pero Dios, en su infinita sabiduría, castigó a uno de ellos sacándole la cartera de su bolsillo trasero y depositándola en el abandonado asiento. 23 gracias.

Es el karma, muchachos. Y si no que se lo digan a Pepe, el apacible trabajador de esa empresa llamada Real Madrid. En este caso fue eso, o que Casquero aprendió a hacer voodoo después de que el portugués le planchara la camiseta a patadas.

Odiad a quienes usan su móvil como guettoblaster reggaetonero. Dios también los odia. Confirmado.

Sed buenos.

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