lunes, 26 de septiembre de 2011

De nuevo, la urbe

El final de las vacaciones me ha pillado con los pantalones bajados. La sobredosis de vaguería sufrida en agosto ha llevado al Espíritu de la Rutina a perseguirme con un rotulador rojo para inyectarme un chute anal de adrenalina. Por suerte he reaccionado a tiempo, me he colocado los tejanos a la altura de los sobacos y he apretado el cinturón hasta unir el ombligo con la espalda. Ahora estoy preparado, en guardia, con actitud bronsoniana, dispuesto a plantar cara al otoño y a su séquito. De la fina arena al frío asfalto, de vuelta al juego.

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