Al subir la escalera vi a un hombre que no estaba allí. Tampoco hoy lo volví a ver. Deseo verle desaparecer...
Buceando en el lago de mi inconsciente, busco los escalones que nunca encuentro, la toalla que nadie ofrece. Me impulso y me conozco. Incapaz de salir del agua ni de secarme, me empapo con una personalidad que gira como una noria, sólida y cegadora gracias a las luces de colores que adornan la máquina en lo alto de esta sociedad feriante. Cambia de tamaño, forma y color, pero nunca deja de ser una noria. Se dedica a dar vueltas incansablemente y la velocidad es lo único que varía en su existencia.
La entrada es gratuita, pero nadie te obliga a montar. Si lo haces es porque quieres. Según el ánimo con el que subas puedes acabar extasiado, esperando repetir, o con ganas de vomitar. Tú eliges.
¿Quién habla? ¿Quién eres?
El maquinista de la atracción. Está cerrada por mantenimiento, planeamos mejorarla.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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