jueves, 26 de noviembre de 2009

La pelea del milenio

No forma parte de ninguna película de Van Damme, ni de Steven Seagal o sucedáneos. Tampoco pertenece a ningún film asiático. La culpa de esta joya audiovisual la tiene un capítulo de la serie Star Trek, cuyo director (mente avanzada a su tiempo donde las haya), nos obsequia con la mejor coreografía de artes marciales jamás rodada. Una obra de arte que alcanza su punto culminante durante el transcurso del segundo 17 al 23, donde podemos observar el más grandioso intercambio de golpes de la historia del Cine.

En el rincón derecho, con el vestido típico de una adolescente hortera el día de nochevieja, una criatura de aspecto salamandresco experta en el manejo del bastón de madera y quinto dan de karate estilo Mishima busca encararse con el protagonista de la aventura. El cowboy intergaláctico al que se enfrenta, conocido por sus depuradas técnicas pugilísticas y ataviado con un maillot amarillo propio del Tour de Francia, espera agazapado en medio de las desérticas tierras donde presumiblemente dará comienzo la pelea. El escamoso bicho del espacio toma la iniciativa, y tras desfragmentar su arma de combate al golpear con ferocidad una especie vegetativa autóctona, decide combatir cuerpo a cuerpo contra su humanoide rival, quien no deja de mantener la guardia.

A partir de ahí todo es una consecución de movimientos ágiles, trucos contundentes, dislocaciones de crisma y recíprocos lanzamientos de rocas.

3, 2, 1... ¡acción!

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