jueves, 16 de septiembre de 2010

El día en que las plaquetas hicieron horas extras

Tengo una herida en el dedo índice de la mano derecha, provocada presumiblemente por una quemadura. No es muy grande, pero duele, y la verdad es que no recuerdo cómo llegó hasta ahí. Pues bien, desde este rincón hago un llamamiento a todos los físicos del planeta para que me expliquen por qué narices todos los golpes que recibo van directos a ella. He dejado de contar las veces que he tenido que retirar la costra y cerrar el agujero con saliva.

Maldita sea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cómo jode eso.

Yo me he quemado la cara con la plancha del pelo. Tengo una herida, también. A pesar de la situación, todo el mundo me roza ahí.