jueves, 16 de septiembre de 2010

Racoon de Henares

Todavía puedo distinguir con claridad, gracias a las fronteras dibujadas en la cintura y en la parte superior de las rodillas, las dos tonalidades de piel que dividen mi cuerpo. Todo moreno exceptuando la zona que cubría el bañador. Parezco una galleta oreo. Esta estampa es una imagen impresa que hace que recuerde in situ mi paso por la playa.

He sido marcado por el hierro candente del verano como una vulgar vaca, y al igual que ellas voy directo al matadero. Solo que mi ejecución no será una fiesta de acero y carne, sino una sucesión de acontecimientos orquestados por la rutina.

Cuando quiera darme cuenta, volveré a ser un zombie blanquecino. Un errante de la urbe que disfruta atravesando paneles de viento y moquetas de asfalto helado.

No quiero cerebros. Sólo cinco minutos de playa.

No hay comentarios: